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1. No es impaciente.
Se toma el tiempo necesario para evaluar bien los pro y contra del trabajo o servicio, haciendo mención de los detalles en el momento o por medio del presupuesto.
al 1er pago, esto no quiere decir que lo dejes esperando un mes, sino que el comienza a forzar las situaciones para que se realice el pago, siendo que la realidad es diferente a lo que plantea.
2. No vende la pomada, soluciona el problema.
No trata de vender un parche provisorio, o un procedimiento poco probable, sino que busca obtener resultados perdurables en el tiempo y en el trabajo a desarrollar.
3. Tiene argumentos al momento de dar un valor al trabajo o servicio.
Los valores que da no son sustentados en la inseguridad y el sólo deseo de cobrar más o menos, sino en argumentos y razonamientos que sustentan el valor.
4. Entrega un presupuesto claro.
La forma en la que se recibe o entrega el presupuesto, debe ser la más clara y sencilla interpretación de un documento evaluado de un trabajo o servicio a realizar.
5. Es transparente y detallado.
Si nada quedo por escrito en el primer presupuesto, mucho menos quedará claro para la ejecución, que decir para el segundo o tercer presupuesto, sin comentarios.
6. Debe ser humilde.
Debe reconocer lo que sí puede hacer y lo que no puede hacer, debido a sus competencias.
La contratación de un servicio no debe basarse en las luces que la persona habla de sí misma, sino de trabajos realizados, cobrados, ejecutados y concluidos de acuerdo a la etapa u obra que se especificó, por medio de imágenes desde su inicio hasta su término, de recepciones firmadas por ambas partes como control interno, o testimonio de personas que han certificado el trabajo.